EL ciprés del
Real Jardín Botánico
El Real Jardín Botánico de Madrid es una
institución dependiente del CSIC (Centro Superior de Investigaciones
Científicas) desde 1939 y está dedicado al estudio y enseñanza de la botánica,
a la conservación de nuestro patrimonio natural y a la investigación
científica. A lo largo de su historia, también ha patrocinado viajes de
investigación a diferentes lugares del planeta como la expedición Botánica a
Nueva Granada (hoy Colombia), al Virreinato del Perú o alrededor del Mundo de
Alejandro Malaespina (todas ellas en el siglo XVIII).
Puerta de Villanueva. Entrada jardín frente a la puerta de Murillo del Museo del Prado |
Además, supone un espacio para que el
paseante vaya de asombro en asombro ante la variedad y calidad de las especies
vegetales que atesora. Un paseo por el jardín en cualquier época del año
permite al curioso, al aficionado y al estudioso, observar, admirar,
reflexionar y aprender todo lo relacionado con el mundo vegetal y disfrutar de
un lugar tranquilo y aislado de la ciudad en su mismo centro.
El Jardín Botánico se encuentra situado
entre el Paseo del Prado (oeste), calle de Alfonso XII (este), calle de Claudio
Moyano (sur) y el Museo del Prado (norte, frente a la puerta de Murillo). Tiene
una extensión de 9 hectáreas (una hectárea es la superficie que ocuparía un
cuadrado de 100 metros de lado) y cuenta con una larga historia que le ha
convertido en uno de los jardines botánicos más importantes del mundo.
Su precedente fue un jardín botánico que
creó Felipe II (1527-1598) junto al Palacio Real de Aranjuez. Pero habría que
esperar al reinado del Fernando VI (1713-1759) para situar el origen del
actual. Este rey, fundó un jardín botánico en 1755 en el lugar de la Huerta
Migas Calientes, en el camino al Pardo, cerca del río Manzanares (zona de la
Puerta de Hierro). Tenía más de 2000 plantas que habían sido recogidas por el
botánico José Quer y Martínez (1695–1764), en sus viajes por España y Europa o procedentes
de intercambios con otros botánicos.
Su sucesor, Carlos III
(1716–1788) ordenó su traslado desde su inicial emplazamiento al actual paso del Prado,
dentro de su proyecto de urbanización de toda la zona próxima al palacio del
Buen Retiro. Este rey quiso desarrollar un plan para adecentar la zona del
Prado Viejo de Atocha, que había sido muy popular entre los madrileños, pero que
había caído en cierto desuso. La idea fue promovida por el Conde de Aranda,
presidente del Consejo de Castilla, con la intención de integrar la ciudad con
el Palacio del Buen Retiro, urbanizando los espacios intermedios.
Así se creó el conocido como Salón del
Prado: se construyó un paseo con jardines y fuentes que tapó el arroyo de
Valnegral existente en la zona; se edifico el Real Gabinete de Historia Natural
(actual Museo del Prado) y el
Observatorio Astronómico en la colina de San Blas; y se traslada el jardín
botánico de Migas Calientes.
Plano del Jardín Botánico |
El jardín fue inaugurado por el rey en 1781
y desde él se abastecía de plantas
medicinales a la Real Botica y se aclimataban plantas procedentes de América y
Filipinas. Del diseño inicial se encargó el arquitecto del rey, Francisco
Sabatini, quien entre 1774 y 1781 realizó la traza inicial en tres niveles:
terraza del Plano de la Flor (el nivel superior), terraza de las Escuelas
Botánicas (nivel medio) y terraza de los Cuarteles (nivel inferior junto al
Paseo del Prado). Ya en el siglo XXI, en el año 2005, se añadiría al recinto la
Terraza de los Laureles (1 hectárea aproximadamente), en el talud existente
entre el jardín y la calle Alfonso XII.
Emparrado del siglo XVIII. |
Posteriormente, entre 1785 y 1789, Juan de
Villanueva realizó un segundo y definitivo proyecto más racional y científico.
Contaba entonces con 10 hectáreas distribuidas en los tres niveles aterrazados
para adaptarse al desnivel del terreno. Posteriormente, en 1882, se separarían
2 hectáreas para la construcción del Ministerio de Fomento (hoy de Agricultura)
y en 1893 para la calle de Claudio Moyano (en esta zona hubo, desde el
principio del jardín, un parque zoológico que posteriormente se trasladaría al
Parque del Retiro, primero en la zona de la Puerta de Alcalá, y más tarde a la popular Casa de Fieras, junto a la
puerta de Sainz de Baranda). Entre ambas fechas, en 1886 un ciclón arrasó el jardín derribando 564
árboles de un valor incalculable. Podemos considerar, por tanto, esa
década como desastrosa para el Botánico.
En el año de su inauguración (1781) se
construyen también la verja que rodea el jardín y el Pabellón de Villanueva y
las puertas de acceso.
La verja que separa el jardín del Paso
del Prado es de hierro dulce forjado en Tolosa y cuenta con dos puertas de acceso la del Rey y la del Museo.
La Puerta del Rey o Puerta de Sabatini es la
puerta principal del recinto. Reservada para el uso de la familia real,
permanece siempre cerrada habiendo sido utilizada, desde la reinauguración del
museo en 1981 (bicentenario de su creación), únicamente en tres ocasiones.
Puerta del Rey (exterior) |
Puerta del Rey (interior) |
Atribuida a Francisco Sabatini, Arquitecto Mayor de Palacio, fue
construida en 1781, tres años después de que lo fuera la Puerta de Alcalá. De
ella parte el paseo de Carlos III que divide en dos mitades el jardín. El hueco
central tiene un arco de medio punto con arquivolta, rematado con un frontón
clásico Los dos laterales son arcos adintelados. En el interior, la puerta está
flanqueada por dos arcos de granito trasladados aquí en 1981.
La otra puerta, la actual puerta de entrada
al museo, es la Puerta de Villanueva o del Museo del Prado (obra del mismo
arquitecto).
Puerta de Villanueva (exterior) |
En el extremo opuesto de la Puerta del
Rey está el Pabellón de Villanueva Fue construido inicialmente como
invernadero, para aquellas plantas que difícilmente podían soportar la dureza
del invierno madrileño y como cátedra de botánica. Actualmente está dedicado a
sala de exposiciones y actos oficiales.
El edificio está formado por dos galerías, que formaban el invernadero
propiamente, y un aula en el centro dedicada botánico Antonio José Cavanilles (1745-1804).
Por su orientación a poniente resultó poco útil como invernadero, por lo que a
principios del siglo XIX se instalaron
allí el herbario y la biblioteca. La puerta del fondo del Pabellón da
acceso, a través de la escalera, al edificio posterior levantado en 1834 sobre
las primitivas albercas para el riego. Ahora, reconstruido, está dedicado a
salón de actos y otras dependencias. Las actividades científicas dejaron de
realizarse en él cuando se construyó en Edificio de Investigación en 1969, al
que se accede desde la calle de Claudio Moyano
Estanque ovalado, estatua de Linneo y Pabellón de Villanueva |
Frente a él se encuentra un estanque con
forma ovoidal y la estatua dedicada a Linneo (1707-1778), considerado el padre
de la botánica. Se colocó en 1859 sobre un pedestal que forma una fuente con
cuatro caños y en cuyos laterales están grabados los nombres de importantes
botánicos de la época)
Estatua de Carlos III |
En el mismo paseo de Carlos III, aproximadamente a mitad de camino entre la
Puerta de Sabatini y el Pabellón de Villanueva, se encuentra la estatua de este
rey inspirador de todo el proyecto urbanístico de la zona. Y en el paseo de
Gómez Ortega, que separa la terraza de los Cuadros de la de las Escuelas, y también
conocido como Paseo de las Estatuas, podemos
encontrar las de José Quer, Simón de Rojas Clemente, Mariano Lagasca y Antonio
Cavanilles, botánicos famosos y todos ellos directores del jardín botánico: las
estatuas se colocaron 1866 y se restauraron en 1998.
Paseo de las Estatuas |
Junto
al estanque me atrapó la ilusión
escuchando el lenguaje de las plantas
Y he aprendido a esperar sin razón
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño
escuchando el lenguaje de las plantas
Y he aprendido a esperar sin razón
Soy metálico en el Jardín Botánico
Con mi pensamiento sigo el movimiento
de los peces en el agua
Un día más me quedaré sentado aquí
en la penumbra de un jardín tan extraño
La estatua del botánico (1982).
Radio Futura
La última construcción histórica del
jardín Fue el Invernadero de Graells, conocido también como estufa de Graells o
de las Palmas. Se construyó en 1956 siendo director del Jardín Mariano de la
Paz Graells y se trata de un edificio histórico que sigue funcionando desde su
creación como estufa fría, con una temperatura y humedad más o menos constante,
sin otro regulador que el mantenimiento de las plantas al abrigo, el calor del
sol y la ayuda ocasional de aspersores. En estas condiciones viven helechos, musgos y algunas plantas acuáticas
como los nenúfares.
Invernadero de Graells o de las Palmas |
Invernadero de Exhibición |
El ciprés del Jardín Botánico (Cupressus
sempervirens), es el árbol más antiguo
del jardín. Conocido como el abuelo, tiene unos 220/240 años de vida y está
situado en la terraza del Plano de la Flor, junto a la escalera cuyos escalones
fue necesario romper para permitir crecer a sus raíces. Catalogado como árbol
singular del jardín y de la Comunidad de Madrid, tiene una altura de 32 metros
y un diámetro de 1,5 metros. Pero no son sus dimensiones los aspectos más
destacables, hay árboles más altos, más grandes y más viejos, sino la gran
carga cultural que arrastra vinculada estrechamente con la zona mediterránea.
Su
aspecto es inconfundible: una alta y afilada copa apuntando al cielo, siempre verde
(aunque desde lejos pueda parecer negro) y con unas hojas peculiares, pequeñas,
en forma de escama, apretadas contra las ramillas sobre las que se insertan y
bordean.
Ciprés del Jardín Botánico |
Ciprés del Jardín Botánico |
Los
cipreses están tradicionalmente unidos a los cementerios, sin embargo, no está
muy claro cuál fue el origen de esta costumbre. Puede ser que proceda de los
persas, que consideraban digno de veneración éste árbol por su longevidad. Los
cristianos lo asociaban a la inmortalidad y también al sufrimiento, y plantado
en los cementerios guarda de las malas influencias y ayuda a los difuntos a
elegir el camino adecuado hacia el más allá al estar señalando al cielo.
Existen
testimonios escritos de diferentes autores de la antigüedad que le otorgan
cualidades sagradas: Teofrasto afirma que estaba consagrado al dios de los muertos porque la raíz no
da nunca nuevos brotes cuando se corta; Horacio relata que los griegos
incorporaban a la tumba de los muertos
una rama de ciprés y envolvían el cuerpo con sus hojas; Plinio nos hace
ver el sentido funerario que suponía colgar en la puerta de la casa una rama de
este árbol.
Cipreses del cementerio de Griñón |
La
Biblia señala la madera de ciprés como la que se utilizó para construir el arca
de Noé y diferentes elementos del templo de Jerusalén erigido por el rey Salomón.
Las puertas de la Basílica de San Pedro del Vaticano están hechas de este
árbol.
En cualquier caso, es una de las especies que se encuentra más
presente en nuestra cultura desde el principio de los tiempos históricos, y, en
nuestro territorio, desde mucho antes, según reflejan testimonios fósiles
encontrados.
Cipreses del Lago. Casa de Campo |
Un
mito griego (uno más) habla de Cipariso (Kyparisos, en griego, en latín
cupressus) un joven hijo de Télefo, descendiente de Heracles, que fue uno de
los amantes del dios Apolo. Este le regaló una jabalina para cazar, que
Cipariso utilizó para matar involuntariamente un ciervo especial del dios. Con
gran arrepentimiento y dolor, Cipariso suplica a Apolo que le permita llorarlo
para siempre y el dios le convierte en ciprés, árbol relacionado con el duelo y
el dolor por la pérdida de seres queridos. Otra leyenda dice que los cipreses
son las hijas de Eteocles, hijo de Edipo e Iocasta, que desafiaron a Dafne con
una danza en una fiesta y fueron convertidas en cipreses.
Ciprés del Jardín Botánico |
El aspecto del árbol, como ya se ha dicho es
inconfundible. Tronco recto, cilíndrico, con corteza delgada y con fisuras
longitudinales. Copa cónica, de color verde negruzco, con ramas cortas, gruesas
y horizontales y hojas características, en forma de escama, delgadas y
aplanadas con punta roma y superpuestas con la anterior (imbricadas). Sus
raíces son potentes, bien desarrolladas y aptas para desarrollar su función en terrenos
secos.
Otros cipreses del Jardín Botánico |
El
ciprés es un árbol que vive muchos años. Su madera es homogénea, compacta y
duradera, Se utiliza para trabajos de ebanistería y escultura. También es
apreciada en la construcción de instrumentos musicales. Su gran resistencia a
la humedad ha hecho que, desde antiguo, sea muy utilizado para la construcción
de barcos. Con ellos se construyó, por ejemplo, la flota del Éufrates de
Alejandro Magno. También se usó para fabricar sarcófagos egipcios y fenicios.
Otra
cualidad que se le atribuye es la de su resistencia al fuego. En éste sentido,
los científicos están investigando la supervivencia de un bosque de cipreses en
los incendios del año 2012 en Jerica (Andila), entre Valencia y Castellón. Allí,
cerca de 1.000 cipreses resistieron el terrible incendio que asoló la zona
dejando a su paso una devastación absoluta.
Pinos, encinas, enebros, sabinas y otros árboles del lugar
desaparecieron consumidos por las llamas mientras que los cipreses resistieron
comportándose como una pantalla ignífuga frente al fuego.
También
se ha usado con fines medicinales. De su madera se extrae un aceite que se
emplea en perfumería y antiguamente en medicina. Por ejemplo, contra la artritis,
el asma y los dolores menstruales, y contra las heridas abiertas, las úlceras y
las hernias. Es antiinflamatorio y antiespasmódico. En vahos se usa contra la
tos, el asma, los resfriados y la gripe.
Cipreses ignífugos de Jerica (Foto de EL PAIS 12-08-2012) |
Localizar
con precisión el lugar de procedencia de este árbol es difícil. Todo apunta a
que pudiera situarse en la zona de Persia, Siria y Chipre, pero también se
encuentra de forma espontanea en otros lugares. Vive en cualquier tipo de
terrenos, con tal que no se encharquen, y puede resistir perfectamente el frío, el calor e incluso la sequía. Los
primeros años de vida su crecimiento es rápido, luego se hace más lento como en
todos los árboles longevos.
Está muy extendido por toda la zona
mediterránea, siendo uno de los exponentes especiales de los paisajes de
algunos lugares de Italia (la Toscana, por ejemplo), de Granada (su presencia
en la Alhambra y el Generalife lo hace aparecer en gran número de leyendas), en
la Costa Azul, etc.
Cipreses de Aranjuez |
Cipreses Plaza de Neptuno |
En
las áreas verdes madrileñas, en sus plazas y en sus calles, es un árbol que se
observa con relativa frecuencia, algunos de grandes dimensiones. Ejemplares
curiosos son los del Parterre del Parque del retiro, por su forma recortada y
su pequeño tamaño que les hace irreconocibles. Es muy habitual, por otro lado
encontrarlos en los bordes de los caminos y protegiendo los cultivos de las
inclemencias meteorológicas, especialmente el viento.
Cipreses del Parterre en el Parque del Retiro |
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
Ciprés del Monasterio de Silos (Fuente Wikipedia) |
Gerardo
Diego visitó el monasterio el 24 de junio de 1924, cuando aun estaban presentes
los cuatro cipreses, uno en cada cuadrante del patio y dejó escrito su famoso
poema en el libro de visitas del monasterio. Otros escritores y poetas
posteriores han admirado este árbol y han dejado testimonios escritos del mismo
en sus textos.
También
los pintores han intentado trasladar a sus lienzos el espíritu de éste árbol.
Van Gogh veía a los cipreses como obeliscos campestres que comunican la tierra
con el cielo. Este pintor hace referencia al árbol en una carta a su hermano
Theo el 25 de junio de 1889:
Los cipreses me preocupan
siempre; quisiera hacer algo como en los lienzos de girasoles, porque me
sorprende que nadie los haya hecho todavía como yo los veo.
En cuanto a líneas y
proporciones es bello como un obelisco egipcio. Y el verde es de una calidad
tan distinguida.
Es la mancha negra en un paisaje
lleno de sol; pero es una de las manchas negras más interesantes, de las más
difíciles de captar exactamente que yo pueda imaginar.
Cipreses del Bosque del Recuerdo. Parque del retiro. |
Bibliografía consultada
Árboles
Madrileños. Antonio López Lillo y Antonio López
Santalla. Obra Social Cajamadrid (Edición digital).
Guía
de INCAFO de los árboles y arbustos de la Península Ibérica.Ginés López González.
Más de
100 árboles madrileños. Felipe Castilla Lattke y
Emilio Blanco Castro. Ed. La Librería.
Árboles. Guardianes de
la magia. Alex Newman. Oceano/Ambar
Publicado en el mes de junio de 2013
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